La alta velocidad pasa por Nájera

La empresa Talleres Azofra mecaniza piezas para todo tipo de ferrocarriles, entre otros los de alta velocidad, que recorren diversos países por todo el mundo, incluido el de La Meca

Todo el mundo relaciona Nájera con el mueble. Pero la actividad industrial va mucho más allá de la madera y la ciudad también interpreta un papel protagonista en la fabricación de gran cantidad de componentes de alta tecnología que recorren millones de kilómetros por buena parte del planeta. Como los trenes de alta velocidad, por ejemplo. Entre ellos, el muy mediático AVE a La Meca, para el que Talleres Azofra desarrolla y fabrica componentes.

Al frente de la firma está su fundador, Paco Montoya, quien recuerda sus orígenes: «Empezamos en el año 1995 con un pequeño taller en el que estaba yo solo y realizaba, fundamentalmente, labores de mantenimiento para las empresas de muebles».

 
 

Aquello fue creciendo y evolucionando, y hoy en día cuenta con 26 empleados, que desarrollan su labor en cinco naves a las que se sumará una más «en una parcela que ya hemos comprado», apostilla Montoya, por lo que es posible que esta plantilla crezca.

En ese desarrollo, tiene notable importancia el hecho de haber comenzado hace unos años a trabajar para la firma española Talgo, que surte de trenes a buena parte del mundo. Pero también el hecho de haber participado en el proyecto ya terminado del AVE a La Meca, en Arabia Saudí, en el que elaboraron piezas para trenes de Kazajistán, Uzbekistán, Rusia, Estados Unidos y España. «Ahora estamos haciéndolas para ferrocarriles de Alemania y Egipto», explica Montoya.

La labor que se realiza en los talleres najerinos es compleja y de alta tecnología. Y es ahí donde entra en juego Iván Campos, natural de Erandio y vecino de Santo Domingo de la Calzada, quien tras una larga experiencia en el desarrollo de piezas para el sector aeronáutico en el País Vasco, lleva ya dos décadas trabajando para la factoría de Nájera.

Simplificando, explica que «dentro del sector de la mecánica industrial, estos talleres se dedican al mecanizado de piezas, es decir, a darle forma a un material para que esa pieza que ha diseñado un ingeniero cumpla su función. Hacemos piezas para trenes, pero también hemos confeccionado moldes para moldear la espuma de asientos de diversos tipos, entre otros proyectos».

Lo que parece tan sencillo a simple vista, requiere, en estos tiempos, la última tecnología. Así, los talleres najerinos cuentan con maquinaria que ejecuta la programación que desarrolla Campos y «que permiten moverse en tres, cuatro o hasta cinco ejes, partiendo de la base del diagrama cartesiano de los tres ejes: X, Y y Z». A ello suman una máquina de corte por agua, a la que se le añade un material abrasivo en polvo, «que permite cortar piezas de hasta 250 milímetros de grosor mediante un chorro que sale a tres veces la velocidad del sonido».

Campos explica que la programación de la maquinaria se realiza «mediante códigos y ellas se ocupan de seguir esa programación y de realizar todas las tareas que hemos establecido, con el fin de realizar agujeros, rebajes y demás acciones en la pieza en bruto que introducimos. En el caso de los trenes, trabajamos con una aleación especial de aluminio». Cuando se trata de realizar labores más complejas, «se precisa un software que nosotros programamos, siempre siguiendo las directrices de los ingenieros de la fábrica de trenes».

«Es como si fuéramos un escultor: tenemos la pieza en la mente y nuestra función es la de diseñar los movimientos que deberán realizar las herramientas de la máquina para que salga hecha», resume antes de completar que es fundamental la formación continua: «La mecanización se va perfeccionando y tenemos que estar al día», concluye.